Las luchas de los estudiantes de Buenos Aires y Conurbano del 2010 que han sido denominados como el “Estudiantazo” pusieron en el centro de la escena a un actor político fundamental de la sociedad como lo es el movimiento estudiantil. Una vez más el estudiantado tomo las escuelas y las facultades, cortó calles y marchó cuántas veces fue necesario para lograr sus objetivos.
En este punto se evidenció algo que es fundamental en nuestra perspectiva como TER, el estudiantado es un sector social que debe ser organizado en torno a sus reivindicaciones y debe tener como objetivo la democratización de los diferentes niveles educativos en un sentido amplio de esta tarea, que incluye desde el ámbito de co-gobierno hasta el de la organización gremial. Es indispensable, simultáneamente, que esta tarea esté orientada a aportar a las luchas de los trabajadores y el pueblo. Es decir, a llevar adelante en la práctica la unidad obrero-estudiantil para que ésta deje de ser una consigna en pos de transformarse en una realidad.
El “Estudiantazo”, y su carácter acotado geográficamente, nos demostraron la necesidad de poner de pie un movimiento estudiantil combativo a nivel nacional que se articule para que las luchas dejen de ser fragmentadas y las conquistas sean para el conjunto del estudiantado. En momentos en que la LES y la Coneau avanzan, las respuestas del movimiento estudiantil en su conjunto deben ser contundentes para oponerse a la mercantilización educativa y seguir aportando a construir una educación laica, gratuita, científica y al servicio de los intereses de los/as trabajadores/as y el pueblo.
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