La
vigilia fue sostenida, el sueño y cansancio no vencieron los
preparativos para la concentración del lunes 6 de agostos. Los
estandartes y banderas reposan ansiosas sobre las manos de los
compañeros
que se concentraran en los Tribunales de Comodoro Py, es que ya no
pueden esperar a flamear y mostrar el rostro de Mariano Ferreyra.
La burocracia sindical y
sus matones, miraron nerviosos el despliegue del campo popular que no
olvida ni perdona, que honra y exige justicia por el cruento crimen del
joven estudiante y militante
del Partido Obrero.
En el banquillo se
sentará nada menos que José Pedraza titular de la Unión Ferroviaria,
junto a otros 16 responsables. La militancia popular ruge en las afueras
del estrado, no olvida , recuerdan
la historia de aquel fatídico día y la gritan. No callan, saben que no
hay historia muda, que por mucho que la quemen, la rompan, la mientan,
la historia humana se niega a callarse.
No callamos, ni
olvidamos por eso recordamos que el 2010 no solo fue el año del
Bicentenario, con sus estrafalarios festejos, y la muerte del icono del
gobierno “nacional y popular” Nestor Kirchner;
sino también fue el año donde cayo luchando Mariano Ferreyra. Es cierto,
que no hubo un millar de personas que fueron a la Casa Rosada a
despedirlo, pero sí, miles en las calles marchando hacia la plaza de
Mayo pidiendo justicia, tras su asesinato.
Aquel 20 de octubre del
2010, los trabajadores volvían a movilizarse abogando por el paso a
planta y la erradicación de la tercierización laboral que precarizaba a
los trabajadores. Las alianzas
entre sindicato pactista y empresa inescrupulosa, sedienta de optimizar
sus ganancias a cualquier costo, contrataban a numerosos trabajadores a
mitad de precio con contratos basuras amparándose en la legislación
laboral vigente.
Un movimiento
envalentonado con las victorias obtenidas por los delegados de base del
Subte que rompieron con la anquilosada concepción del sindicato único.
El cual podemos rastrear desde el tercer
gobierno de Perón, cuando aprobó la Ley Asociaciones Profesionales / Ley
20615, tratando de cercar a los sindicatos clasista-como Sitrac-Sitram-
en pos de los burocráticos pactistas que respondían al líder y los
intereses de la parasitaria “burguesía nacional”.
El reclamo económico,
llevaba el brote del cambio, que cuestionaba el monopolio de la
representatividad ejercido por la Unión Ferroviaria en manos de Pedraza.
Ante esta situación y con el aval
de un gobierno, que supo construir su apoyo político con estos sectores
burocráticos, los burócratas atacaron a este movimiento. El sindicato
movilizo su patota compuestas por barrabravas, a los cuales los
estériles discursos oficiales profesan su erradicación,
para interceptar a los trabajadores. Las fuerzas de seguridad del Estado
liberaron la zona para el accionar del impune escuadrón de la muerte.
Plantados sobre las rocosas y desoladas vías del ferrocarril sacaron a
relucir sus colmillos y sin más abrieron fuego
sobre la multitud que ya había emprendido la retirada.
Esta fue la embestida
cobarde que baleo a los trabajadores y acabo con la vida de Mariano. La
trágica noticia fue llevada, con la velocidad del rayo, en alas de la
muerte hasta el último barrio.
Había caído un nuevo militante popular, parte de una juventud que pelea
por el socialismo. Su muerte engrosaba la lista
de los militantes asesinados por luchar durante el periodo de gobiernos
kirchnerista. Lista que se
iniciara en Jujuy, durante una movilización contra la tortura, con Luis
Cuéllar, en 2003, y que continuó con Carlos Fuentealba (docente,
Neuquén, 2007); Juan Carlos Erazo (trabajador del ajo, Mendoza, 2008),
Facundo Vargas (Talar de Pacheco, 2010), Nicolás
Carrasco y Sergio Cárdenas (Bariloche, 2010), los tres últimos en
manifestaciones contra el gatillo fácil policial, entre otros.
No perdonamos este
cruento crimen, ni olvidamos tampoco los intereses que este defiende. Si
honramos la lucha de Mariano Ferreyra en contra la tercerización y la
explotación laboral, por ello
debemos continuar con la lucha de nuestro joven militante de izquierda.
Es tiempo de justicia y
revancha. Sin embargo, no alcanza con encerrar a los 17 acusados, la
sangre derramada en las cercanías de la estación de Avellaneda habrá
sido en vano si renunciamos a
luchar. La disputa para erradicar la precarización laboral, la
burocracia sindical, las falsas promesas de emancipación y bienestar
social que día a día pronuncia el gobierno “nacional y popular”, deben
continuar. Al mismo tiempo, es menester resaltar que la
muerte de Mariano, refleja la imperiosa necesidad de que el movimiento
obrero argentino resuelva dos materias importantes: la democratización
interna y el divorcio definitivo entre "unicidad" sindical (una sola
central
obrera) y un partido político (el justicialismo), una mixtura que atenta
contra la defensa real de los trabajadores. La necesidad de profundizar
en la construcción de un sindicato clasista y combativo que vele por
las necesidades reales de las bases es parte
de la tarea para aspirar a conseguir el establecimiento de un
sistema socioecomico diferente, uno más justo, que haya abolido la
explotación de hombre por hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario