lunes, 6 de agosto de 2012

Hoy todos Somos Mariano Ferreyra

La vigilia fue sostenida, el sueño y cansancio no vencieron los preparativos para la concentración del lunes 6 de agostos. Los estandartes y banderas reposan ansiosas sobre las manos de los compañeros que se concentraran en los Tribunales de Comodoro Py, es que ya no pueden esperar a flamear y mostrar el rostro de Mariano Ferreyra.
La burocracia sindical y sus matones, miraron nerviosos el despliegue del campo popular que no olvida ni perdona, que honra y exige justicia por el cruento crimen del joven estudiante y militante del Partido Obrero.
En el banquillo se sentará nada menos que José Pedraza titular de la Unión Ferroviaria, junto a otros 16 responsables. La militancia popular ruge en las afueras del estrado, no olvida , recuerdan la historia de aquel fatídico día y la gritan. No callan, saben que no hay historia muda, que por mucho que la quemen, la rompan, la mientan, la historia humana se niega a callarse.
No callamos, ni olvidamos por eso recordamos que el 2010 no solo fue el año del Bicentenario, con sus estrafalarios festejos, y la muerte del icono del gobierno “nacional y popular” Nestor Kirchner; sino también fue el año donde cayo luchando Mariano Ferreyra. Es cierto, que no hubo un millar de personas que fueron a la Casa Rosada a despedirlo, pero sí, miles en las calles marchando hacia la plaza de Mayo pidiendo justicia, tras su asesinato.
Aquel 20 de octubre del 2010, los trabajadores volvían a movilizarse abogando por el paso a planta y la erradicación de la tercierización laboral que precarizaba a los trabajadores. Las alianzas entre sindicato pactista y empresa inescrupulosa, sedienta de optimizar sus ganancias a cualquier costo, contrataban a numerosos trabajadores a mitad de precio con contratos basuras amparándose en la legislación laboral vigente. 
Un movimiento envalentonado con las victorias obtenidas por los delegados de base del Subte que rompieron con la anquilosada concepción del sindicato único. El cual podemos rastrear desde el tercer gobierno de Perón, cuando aprobó la Ley Asociaciones Profesionales / Ley 20615, tratando de cercar a los sindicatos clasista-como Sitrac-Sitram- en pos de los burocráticos pactistas que respondían al líder y los intereses de la parasitaria “burguesía nacional”.
El reclamo económico, llevaba el brote del cambio, que cuestionaba el monopolio de la representatividad ejercido por la Unión Ferroviaria en manos de Pedraza. Ante esta situación y con el aval de un gobierno, que supo construir su apoyo político con estos sectores burocráticos, los burócratas atacaron a este movimiento. El sindicato movilizo su patota compuestas por barrabravas, a los cuales los estériles discursos oficiales profesan su erradicación, para interceptar a los trabajadores. Las fuerzas de seguridad del Estado liberaron la zona para el accionar del impune escuadrón de la muerte. Plantados sobre las rocosas y desoladas vías del ferrocarril sacaron a relucir sus colmillos y sin más abrieron fuego sobre la multitud que ya había emprendido la retirada.
Esta fue la embestida cobarde que baleo a los trabajadores y acabo con la vida de Mariano. La trágica noticia fue llevada, con la velocidad del rayo, en alas de la muerte hasta el último barrio. Había caído un nuevo militante popular, parte de una juventud que pelea por el socialismo. Su muerte engrosaba la lista de los militantes asesinados por luchar durante el periodo de gobiernos kirchnerista. Lista que se iniciara en Jujuy, durante una movilización contra la tortura, con Luis Cuéllar, en 2003, y que continuó con Carlos Fuentealba (docente, Neuquén, 2007); Juan Carlos Erazo (trabajador del ajo, Mendoza, 2008), Facundo Vargas (Talar de Pacheco, 2010), Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas (Bariloche, 2010), los tres últimos en manifestaciones contra el gatillo fácil policial, entre otros.
No perdonamos este cruento crimen, ni olvidamos tampoco los intereses que este defiende. Si honramos la lucha de Mariano Ferreyra en contra la tercerización y la explotación laboral, por ello debemos continuar con la lucha de nuestro joven militante de izquierda.
 Es tiempo de justicia y revancha. Sin embargo, no alcanza con encerrar a los 17 acusados, la sangre derramada en las cercanías de la estación de Avellaneda habrá sido en vano si renunciamos a luchar. La disputa para erradicar la precarización laboral, la burocracia sindical, las falsas promesas de emancipación y bienestar social que día a día pronuncia el gobierno “nacional y popular”, deben continuar. Al mismo tiempo, es menester resaltar que la muerte de Mariano, refleja la imperiosa necesidad de que el movimiento obrero argentino resuelva dos materias importantes: la democratización interna y el divorcio definitivo entre "unicidad" sindical (una sola central obrera) y un partido político (el justicialismo), una mixtura que atenta contra la defensa real de los trabajadores. La necesidad de profundizar en la construcción de un sindicato clasista y combativo que vele por las necesidades reales de las bases es parte de la tarea para aspirar a conseguir el establecimiento de un sistema socioecomico diferente, uno más justo, que haya abolido la explotación de hombre por hombre.

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