Tras la tragedia del accidente ferroviario, debido al impacto de uno de los trenes de la línea Sarmiento contra la estación once que produjo un saldo de 51 muertos y 700 heridos, responsabilizamos tanto a la empresa TBA como al gobierno K. Consideramos que el vergonzoso estado de los trenes y las condiciones miserables con las que viajamos cotidianamente las clases populares, lejos de tratarse de un accidente desgraciado, corresponde caracterizarla como una clara masacre.
El día miércoles 22 de febrero, alrededor de las 8:30 horas de la mañana, se produjo el peor accidente ferroviario en Capital federal. El accidente tuvo lugar en la estación de once (plaza miserere), debido a una falla de frenos de unos de los trenes de la línea sarmiento por falta de mantenimiento mecánico.
Resulta ser que esta línea ferroviaria, es administrada por la empresa TBA. Este accidente fatal, ya era un hecho anunciado. El desmejoramiento progresivo de las vías, de las señales y materiales rodantes, ya eran notables. El grupo de delegados “antiburocrático” de esta misma línea, quien cuyo principal dirigente es Rubén “Pollo” Sobrero, denunciaron mediáticamente, sobre los millonarios subsidios que recibía la empresa TBA, por parte del estado, pero que jamás fueron utilizados para los mantenimientos necesarios del servicio que es usado masivamente (en su mayor parte por trabajadores y sectores de las clases populares).
Después del accidente rápidamente se realizó el rescate de los afectados, sacándolos del tren que por efecto del impacto varios vagones se incrustaron unos con otros en forma de acordeón. El resultado: 51 muertos y 700 heridos. Y no solo eso, sino que también un joven llamado Lucas Menghini Rey, se encontraba desaparecido. No se sabía si fue afectado por esta tragedia o no. Hasta que después de 48 horas hallaron el cuerpo de Lucas en el fuelle entre dos vagones. Este lamentisimo suceso afectó a las personas que inmediatamente incendiaron el hall de la estación once. La policía reprimió ante el hecho y los medios de comunicación acusaban a estas personas quienes produjeron el incendio como “acto delictivo”.
¿Y si nos retrocedemos un poco al pasado?
En el año 1995, tras el proceso de privatización por el menemismo, las líneas de trenes pasaron a ser administrados por la empresa TBA, del grupo Cirigliano. Tras los siguientes gobiernos del menemismo (incluyendo al gobierno nacional y popular de “Néstor y Cristina Kirchner”), a esta empresa (y unas tantas más), las sostuvieron de forma tal, que creció exponencialmente, expandiéndose hacia los sistemas de ómnibus de larga distancia “el rápido”, también de ómnibus urbanos, “grupo plaza”, y otros tantos negocios más. Mientras tanto los trenes siguen siendo de “1950” y sin mantenimiento.
En el Sarmiento se suben trabajadores, “clase popular con trabajos regulares”. Son los que se someten al viaje de todos los días. Hacinados amontonados como animales, colgados en las puertas, arriba de los vagones, de cualquier manera. Y de pronto, sufren un accidente fatal, por culpa de empresarios y funcionarios gubernamentales corruptos.
No hay “duelo nacional” que pueda recuperar esta perdida.
Fue mucho más que una tragedia. La masacre indica también la culpabilidad de quienes promueven y son cómplices de la degradación estructural del transporte público al que nos someten.
Ni medios de comunicación oportunistas apiadándose de las víctimas.
El show mediático que tergiversa los hechos suele buscar recurrentemente la responsabilidad al eslabón más débil, quienes además ocultan los negociados de las empresas con los funcionarios.
¡Censura en un medio k! (véase la nota de Agencia Rodolfo Walsh: http://bit.ly/zaNCwE )
¡Renuncia inmediata del Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi!
¡Fuera TBA y todas las empresas concesionarias de nuestros ferrocarriles!
¡Re-estatización de la gestión del sistema ferroviario, de transporte urbano y de cargas, bajo control de trabajadores y usuarios!
UN SOLO GRITO EN FILO - TER